¿Cuándo se supone que tiene que hacer qué? Es precisamente una de las preguntas que más se preguntan los papás y las mamás cuando su bebé empieza a interactuar, a sonreír o a girar sobre sí mismo. Y la respuesta es que cada criatura tiene su ritmo, sus necesidades, su forma de expresarse…
Si nos fijamos en nuestro bebé, si le observamos con atención, podremos ver de qué forma se expresa, si utiliza la queja o el llanto para llamarnos la atención, si nos mira o emite sonidos ininteligibles. También podremos estar atentas en el caso que no lo haga.
Nacimiento: Des del nacimiento ya están desarrollando sus emociones: el placer de estar junto a ti, el disgusto o malestar cuando tiene cólicos o hambre, el interés por aquello que le rodea, i algo muy parecido a lo que sería la sorpresa.
El vínculo con su figura de máximo apego le proporciona seguridad: su cuerpo, su olor, su presencia y su voz. Su visión es aún muy limitada, pero aún así ve a 20 centímetros y en altos contrastes.
2 meses: Es capaz de seguir la mirada. Emite vocalizaciones y distingue el rol de la figura materna. En este momento aparece la sonrisa social y es capaz de mirar a la persona con quien interactúa.
3 meses: Aparece la tristeza y el mosqueo. Y te lo hará notar. Ya sabe qué le gusta y qué no. Ya es capaz de sostener su propia cabecita y empieza a apoyar los codos y a girarse hacia donde escucha ruido. Reconoce a sus cuidadores principales y junta sus manos. También es capaz de llevarse su mano a la boca.
4 meses: Empieza a coger objetos (coordinación mano-objeto), mantiene la cabeza en la linea media y boca abajo estira sus piernas. A los 4 meses suele aparecer la rabia, la sorpresa y la alegría.
5 meses: La época de las carcajadas y las sonrisas ante el espejo. Se cogerá los pies para hacer la postura de yoga del «bebé feliz».
6 meses: Empieza el volteo y un inicio de gateo. Pero ojo que puede llegar antes de tiempo. Cambia su juguete de mano, es capaz de sacarse un pañuelo de delante de su cara y empieza el balbuceo. A partir de entonces es frecuente que se mantenga sentado y tenga coordinación ojo-mano-boca y se empiece a interesar por la alimentación complementaria.
7 meses: Voltea y empieza el rastreo. Busca un juguete perdido y cuando está sentado es capaz de apoyar su mano para no caer. En esta época tienen especial interés en meter su piececito en su boca y atención porque en el estadio emocional aparece el miedo. Empieza a aparecer el afecto, la ansiedad por separación y la angustia ante desconocidos.
8 meses: Pueden empezar a llamar a «papá» y a «mamá» pero en plan muy random. Gatea y busca objetos escondidos, y también los esconde él mismo. Es capaz de hacer la pinza inferior y tendrá curiosidad por los alimentos. Ah! Y puede que también los tire al suelo y tengas que poner plásticos en la cocina en plan Dexter.
9 meses: Se sienta solo, empieza a ponerse en pie con la ayuda de muebles y todo lo que encuentre por su camino. Sabrá coger un juguete con cada mano, decir adiós, dar las gracias y aplaudir. ¡¡¡Bravo!!!!
10 meses: Primeros pasitos pero modo cangrejo (de lado). Es capaz de reconocer su nombre y entiende el NO. Empieza a repetir sonidos, saca y guarda juguetes de cajas y es el momento perfecto para ofrecerle un cesto de tesoros para que juegue. ¡Ah! Y empezará a señalar lo que quiere.
11 meses: Te mostrará todo lo que encuentre interesante y entenderá la mayoría de tus palabras. Entre los 11 y los 13 meses será capaz de aguantarse de pie él solo y de dar sus primeros pasos. Imitará gestos, palmitas y canciones con las manos. Entre los 11 meses y el año aparece la timidez y la vergüenza. Puede que ya no quiera saludar con la manita o se esconda cuando le saluden.
12 meses: Arrastra objetos por todos lados, camina solo, se agacha. Empieza la dicción de las palabras con intención: mama, papa o agua
12-24 meses: Aparece el orgullo como emoción. Es capaz de beber solo, comer con cuchara, pasar página, gargotear un dibujo, ayudar a recoger… A los 2 años querrán imitar todo aquello que hagas, les encantará ayudarte en la cocina, tener una escoba pequeñita para barrer mientras lo haces o un trapito para limpiar los cristales. Aprovechad!
En el juego le encantará jugar con cubos y apilarlos, chutar una pelota o dar de comer a sus muñecos y ponerlos a dormir. Será capaz de señalar las partes de su cuerpo y podrá ejecutar dos peticiones a la vez. Además será capaz de combinar dos palabras: «papa agua».
Respetar los ritmos de cada criatura és fundamental para no fomentar la falsa autonomía y establecer un aprendizaje desde la base. También es importante estar atentos a todas estas señales para la intervención temprana en caso que sea necesario.