By Alba Carreres
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psicología
Le llamas y no te hace ni caso?
¡Venga Andrea! ¡A cenar! Y Andrea ni está ni se le espera. Tu estás en la cocina y él a la otra punta de la casa. Y aunque tu casa no sea una mansión sinó más bien una caja de cerillas llena de trastos y juguetes tu hijo te oye pero no te escucha.
¿Qué tengo que hacer para que lo haga?
- Captar su atención: Y para ello necesitas estar cerca de él. Imagínate que desde su mirada se proyecta un foco, como si fuera un faro. ¿Te alcanza con la vista? ¿Estás tan próximo a él como para tocarle? ¿Estás a su altura? Con éste símil lo tendrás mucho más sencillo para entender si le alcanzas.
- Haberle anticipado: las criaturas, especialmente las neurodivergentes, necesitan estructuras claras, saber qué pasará a continuación. Por lo tanto tiene que saber que después de A toca B. Primero pasa ésto, luego aquello.
- Límites claros: especialmente si está en su tiempo de ocio. Si está jugando y le llamas para comer seguramente se enfadará. Tener los límites claros de antemano también ayuda. Por ejemplo poner una alarma, un temporizador visual…. cuando se acabe la arena del reloj de arena nos iremos a cenar.
- Comunicación positiva: sin chillar, sin reproches. Pudiendo hablar lo que no nos gusta de su actitud siempre desde el respeto y con propuestas proactivas. En vez de ¡Te lo he dicho mil veces! por qué no pruebas con «Sé que te gusta mucho jugar, pero ahora hay que ir a cenar». De esta forma validas sus intereses y le propones lo que toca hacer (que previamente le habrás anticipado poniendo un límite claro).
Educar desde el respeto y la empatía pasa también por conocer su etapa vital