Yo también he estado allí. Y me he sentido mala madre. También me he sentido mala profesional, una impostora, olvidadiza, con las neuronas fritas, he sentido que no llegaba a todo, que ya no podía más.
La vuelta al trabajo después de tener un bebé puede ser muy dura. De repente tienes a tus manos una criatura que te necesita, que depende de ti, que no puede sobrevivir sola. Pero la sociedad no está dispuesta como para poner los cuidados en el centro.
Y es que a las 16 semanas los bebés no están preparados para separarse de sus madres, per ¿Y las madres de sus bebés? Pues depende de la persona y también del momento vital. Puede que te sientas que ya estás harta de cambiar pañales, puede que te sientas que necesitas tu trabajo remunerado si es que te gusta. Cuando trabajaba en VICE me sentí así. Necesitaba volver, veía los proyectos que mis compañeros tenían entre manos y me moría de ganas de estar ahí.
En cambio cuando nació mi otro bebé no podía «abandonarle». Sentía que necesitaba estar con ella más que nada en el mundo, y caí en la «trampa» de ser autónoma para poder conciliar. Y no me puedo quejar. No me ha ido tan mal.
Lo que está claro es que la llegada de un bebé al mundo reordena tus prioridades. Lo que antes te parecía una necesidad ahora es un capricho. Igual ya no quieres hacer más horas extras y priorizas gozar con los tuyos, igual no te sientes como antes pero tienes mucha más experiencia organizando equipos y siendo el o la CEO de tu propia familia. Nadie dijo que fuera facil. ¿Y tú? ¿Cómo te has sentido?
Algunos consejos:
- Enumera tus prioridades
- Ten en cuenta tus límites
- Organiza bien tu agenda
- Comunica tus necesidades a tu empleador, siempre por escrito
- Escúchate más